Seguramente has asistido a la reunión celebración de fin de año, una hermosa gala que hace la empresa donde presentan los logros del año, premian a los mejores colaboradores, a la fuerza de ventas y el gerente general da un emotivo discurso antes del brindis. Se muestran los nuevos objetivos, metas y todos sienten que forman parte de una gran empresa con mucha historia y que logró vencer todas las adversidades.
En esa celebración uno aprovecha para conversar y conocer a las personas con las que coordina por teléfono, correo y chat pero que pocas veces se ven las caras. Y al día siguiente, vuelves a trabajar en la oficina para seguir resolviendo los mismos problemas. ¿Dónde quedaron los nuevos objetivos, metas y el sentido de pertenencia? Tal vez sólo como lindas fotos y publicaciones en redes sociales.
¿Qué hace la diferencia entre las empresas con buenas intenciones y las que realmente logran cumplir lo que se propusieron?
La clave es la ejecución y para que esto suceda el Plan debe estar bien formulado, entendido, comunicado y desplegado. Una manera de hacerlo es utilizando Hoshin Kanri.
El Hoshin Kanri es un proceso de planificación y comprobación estratégica desarrollado en Japón, integra la gestión por objetivos y el ciclo PDCA, vinculado al “Norte verdadero” o brújula que dará a la organización el horizonte correcto.
Es importante no sólo enfocarse y seleccionar correctamente los objetivos, sino desplegarlos a todos los niveles de la organización y asegurarse que sea entendido y coordinado también a nivel interfuncional. Esto permite evitar los silos y que la ejecución en su conjunto no logre sus objetivos.
Aquí les comparto algunos consejos he visto en las organizaciones y también del aprendizaje recolectado a través de libros y seminarios:
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Defina la meta y los lineamientos estratégicos: Estos fijarán el marco general de lo que se espera lograr, es importante considerar que la meta debe ser retadora.
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Para cada meta y lineamiento defina indicadores: La única manera de mejorar algo es midiéndolo.
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Desarrolle a los líderes: Deben entender la meta y los lineamientos estratégicos para poder comunicarlo a sus equipos para el despliegue.
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Fomente la comunicación interfuncional: Esto ayudará a que los objetivos pueden alinearse de arriba abajo y transversalmente.
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Cambie la forma de ver los problemas: Es importante hacerlos visibles y verlos como una oportunidad para aprender y seguir mejorando.
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Haga revisiones periódicas: Es la única manera de saber qué más es necesario ajustar para alcanzar los resultados.
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Celebre los logros y persiga la mejora continua: Cada plan estratégico es un aprendizaje, felicite al equipo por los éxitos y revise que se puede hacer mejor.
Dentro de mi experiencia, la clave es la comunicación y entendimiento de los objetivos por parte de todos los colaboradores y que cada uno sepa cómo su trabajo individual y de equipo ayuda a cumplir los objetivos estratégicos.
A veces, cuando la coordinación transversal no está bien desarrollada las metas de los equipos se contraponen o dejan vacíos que impiden lograr cumplir la estrategia. Si a esto le sumamos los incentivos podrían crearse “objetivos perversos” donde se logran objetivos individuales pero no avanzar como organización.